El Palacio Tomás Ducó fue escenario de una noche que quedará para siempre en la historia del rock en Buenos Aires. El sábado 18 de octubre, Guns N’ Roses reunió a una multitud eufórica que vivió casi cuatro horas de concierto a pura adrenalina, entrega y emociones. La banda liderada por Axl Rose y Slash desplegó un repertorio que recorrió íntegramente lo mejor de su legado, desde los clásicos más icónicos hasta momentos de pura incredulidad vividos en el corazón del show.

La jornada comenzó con un golpe de energía brutal: «Welcome to the Jungle» abrió fuego y desató la locura entre el público. Sin embargo, la euforia se vio interrumpida momentáneamente por un problema técnico que no pasó inadvertido. Axl Rose, visible frustrado porque no tenía retorno de sonido y no podía escucharse ni a su banda, lanzó con furia el micrófono al suelo. La tensión se sintió en el aire, pero la multitud mantuvo su aliento y esperó. Rose se ausentó unos minutos, pero volvió con una frase que marcó la noche y el vínculo con sus seguidores: “Bueno, como mi gente no se preocupa porque yo escuche bien, yo tampoco voy a preocuparme. Ustedes están increíbles”.

Esa declaración de principios fue el símbolo de una noche de comunión entre artista y público, un pacto tácito de entrega mutua. Durante las tres horas y diez minutos que duró el show, se pudo apreciar la potencia indomable de un género inoxidable, con Slash en la guitarra ejecutando solos legendarios y una banda sólida que sostuvo cada momento con profesionalismo y pasión.

El repertorio incluyó temas inmortales y coreados por todos en Huracán: “Sweet Child O’ Mine”, “November Rain”, “Patience” y “Paradise City” hicieron vibrar a grandes y chicos. Además, Axl demostró su capacidad vocal y su conexión directa con la audiencia, volviendo la noche un espectáculo no solo musical, sino también emocional y visceral.

Este evento no fue un simple concierto; fue una reivindicación para Guns N’ Roses en Argentina, una posible última señal de que la banda, a pesar de los años y dificultades, sigue siendo un emblema indiscutido del rock mundial. La energía pura, los momentos intensos y la comunión perfecta entre la banda y el público convirtieron la fecha en una velada memorable que ya forma parte del legado musical de Buenos Aires.

Guns N’ Roses en Huracán: segunda noche de rock histórico y un setlist para la memoria

La segunda y última función de Guns N’ Roses en el estadio Tomás A. Ducó el domingo 19 de octubre mantuvo el nivel de intensidad y pasión que caracterizó la apertura, consolidando la gira como uno de los hitos más importantes del rock en Buenos Aires en años recientes.

El show comenzó pasadas las 21 horas con la impecable entrada de la banda, que no tardó en prender fuego al público con una energética versión de “It’s So Easy”. A lo largo de casi cuatro horas, Axl Rose y Slash volvieron a demostrar por qué son referentes de un género que se resiste a envejecer.

El repertorio de esta segunda fecha fue un viaje por la discografía que marcó a toda una generación y sigue vigente. Entre los temas destacados estuvieron “You Could Be Mine”, “Rocket Queen” y “Don’t Cry”, acompañados por la luz espectacular del estadio que acompañó cada solo y canción con rigor y emotividad.

Además, la banda sorprendió con la interpretación de “Since I Don’t Have You”, un homenaje a The Skyliners, que fue recibida con entusiasmo por los fans más veteranos.

El ambiente fue de comunión total, con miles de personas cantando y vibrando al unísono cada canción. La interacción entre la banda y el público fue constante, con Axl mostrando su carisma habitual y Slash regalando momentos de virtuosismo en la guitarra.

Al igual que la noche anterior, los clásicos “Welcome to the Jungle” y “Paradise City” fueron el cierre perfecto para un espectáculo que quedará grabado en la memoria colectiva.

Con dos fechas sold out, Guns N’ Roses reafirmó en Buenos Aires por qué su legado es imborrable y por qué siguen siendo sinónimo de rock en estado puro.