
Así lo expresan los resultados de la última encuesta digital de Cosas de Barrio
De acuerdo con la opinión de la gente que durante el último mes participó de la encuesta digital que Cosas de Barrio realizó en su sitio de Internet (www.cosasdebarrioweb.com.ar), el 40,43 por ciento de los votantes aseguró tener el hábito de separar los residuos en su casa; otro 36,17% dijo hacerlo sólo en ocasiones; mientras que el 23,4% reconoció que no lo hace nunca (ver gráfico).
En esta nueva edición de la encuesta digital realizada vía Internet por este medio, participaron un total de 1.925 vecinos.
La gestión adecuada de los residuos es un aspecto clave para mantener la limpieza y el orden en la Ciudad. Pero no sólo eso: la separación de residuos posee un rol determinante en el cuidado del medioambiente, ya que sirve para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y, de esa forma, disminuir la contaminación.
Considerando esas prioridades, en el año 2005 se sancionó en CABA la Ley 1854 de Basura Cero, que establece claramente los objetivos para reducir la cantidad de residuos enviados a rellenos sanitarios y fomentar el reciclaje. Asimismo, desde 2018 la Ley 5.966 regula la separación obligatoria de residuos en origen, dividiéndolos en dos categorías principales: residuos reciclables (papel, cartón, plástico, vidrio y metal) y no reciclables (desechos orgánicos y otros materiales no recuperables).
Separar en origen -es decir, dentro del ámbito hogareño- implica disponer en cestos diferentes los residuos que se generan a diario: por un lado, la basura, y por otro, los reciclables. Es el primer paso del circuito de reciclado. Todo este proceso comienza en el hogar (incluso también en el comercio o la oficina) por eso es importante tener dos cestos diferenciados.
Con este objetivo, desde hace algún tiempo el Gobierno de la Ciudad suele repartir en los barrios grandes bolsas verdes para que los vecinos depositen diariamente allí los residuos reciclables, siempre limpios y secos. Posteriormente, el contenido de esa bolsa deberá descargarse en los contenedores verdes. Estos recipientes, no obstante, no suelen abundar en los barrios. Mientras que en un momento se proyectó ubicar uno a no más de 150 metros de cada hogar, hoy se los encuentra con cuentagotas y esa puede ser una de las causas por las que el hábito de reciclado hogareño aún no se expandió entre los vecinos como se pretendía originalmente.
El ministro de Espacio Público e Higiene Urbana porteño, Ignacio Baistrocchi, sostuvo que el foco está puesto “en el trabajo en equipo para que Buenos Aires se convierta en un sitio cada día más sustentable”. Bajo esta premisa, el plan BARecicla busca mejorar la infraestructura de disposición, recolección y tratamiento de las 8 mil toneladas de residuos diarios que se generan en la Ciudad. Más de la mitad de esos residuos sólidos urbanos puede transformarse en materia prima para diferentes industrias.
“En CABA se genera en promedio 1,43 kilogramos de residuos por persona al día. Mensualmente, son más de 200 mil toneladas de residuos, el equivalente a la Plaza de Mayo cubierta con una montaña de 32 metros de basura o a la totalidad de la avenida 9 de Julio cubierta de punta a punta con basura a un metro de altura”, detalló Clara Molteni, directora de consultoría de Ecohause.
En Argentina se producen todos los días 50 mil toneladas de residuos. La mitad de ellos termina en basurales a cielo abierto o en rellenos sanitarios y alrededor del 20% son envases post consumo. Actualmente, de acuerdo con datos de la ONU, el país sólo recicla un 6% de esos desechos que vuelven a la industria como materia prima, mientras que más del 40% de los que se generan en los hogares pueden ser recuperados y reutilizados.
En esta tarea de recuperación y reciclaje cumplen un rol esencial los y las cartoneras, que desde hace décadas llevan adelante un servicio público para toda la sociedad. Este trabajo, a la vez que protege y cuida el ambiente, posee una dimensión social inclusiva, ya que es el sustento para cientos de familias excluidas del mercado laboral y la economía formal.