Sumido en la inacción del Gobierno Nacional, el futuro del predio del ex Mercado de Hacienda hoy es un gran signo de pregunta.

El traslado del Mercado de Hacienda a Cañuelas, concretado a mediados de mayo de 2022, dejó en Mataderos un enorme predio inactivo y abandonado, sin un destino claro. Inaugurado en 1900, el mercado supo abastecer de carne a la Ciudad y sus alrededores durante más de un siglo, hasta que hace tres años y medio la demorada Ley 104 -que prohíbe la circulación de ganado en pie en territorio porteño- obligó a su cierre definitivo.

Desde entonces el futuro del terreno quedó atrapado en una disputa política. Durante la gestión de Mauricio Macri, la Nación cedió el predio a la Ciudad como parte de pago por el Paseo del Bajo, pero el gobierno de Alberto Fernández frenó la transferencia al considerar que afectaba el patrimonio federal. Así, el 21 de marzo del 2023 el Estado Nacional recuperó la propiedad de las tierras del ex Mercado de Hacienda a través de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) que asumió el rol de garante de los derechos ciudadanos, poniendo el terreno al servicio de la comunidad a fin de resguardar el patrimonio cultural y las áreas de protección histórica, al tiempo de promover el desarrollo de la zona a través de un proyecto integral gestionado entre decisores políticos, técnicos y la comunidad local.

Esa unidad ejecutora se reunió en diversas oportunidades y avanzó en el desarrollo de un proyecto conjunto tendiente a integrar esas 34 hectáreas al tejido del barrio y darles un uso comunitario. Sin embargo, con la llegada del gobierno libertario la unidad ejecutora fue desarticulada y todo volvió a fojas cero.

Hoy, aunque continúa dependiendo del Gobierno Nacional, el predio del ex mercado luce arrumbado y abandonado, y funciona como un corralón judicial. A partir de un convenio entre Nación y Ciudad, un sector del predio quedó destinado como depósito judicial de autos y motos, en el marco del Programa de Descontaminación, Compactación y Disposición Final de Automotores (Procom). “Es una mugre. Meten todos los autos que levantan de la calle y los amontonan en pilas, que hoy son nidos de ratas, las mismas que andan circulando por todo el barrio”, aseguran los vecinos.

Sin el Mercado, la fisonomía de ese sector del barrio se modificó por completo. Hoy sólo se observa gente recorriendo la zona los días domingo, en el marco de la Feria de Mataderos. “La disminución de la actividad comercial es notoria”, advierte Orlando Falco, titular del Museo Criollo de los Corrales, que funciona en un sector de la histórica recova mataderense. “Muchos comercios tradicionales cerraron sus puertas, algunos lo hicieron parcialmente, y otros mantienen su actividad fruto del empeño comercial y la creatividad con la que operan, como el local dedicado a la venta de ropa de campo, aperos y otros enseres, o la parrilla que ya es un emblema, cuya permanencia depende más de su prestigio que de cualquier avatar”, agrega el historiador.

La museóloga Zulema Cañas, presidenta del Foro de la Memoria de Mataderos, coincide con Falco. “Varios negocios vecinos han cerrado y el icónico Bar Oviedo, ex-Bar de los Payadores, fundando en 1901, sólo atiende los fines de semana, privándonos a los vecinos de disfrutar de su historia”. En ese sentido destaca que “cuesta mucho difundir y preservar nuestro patrimonio histórico cultural porque su hito fundacional, el Mercado, cerró sus puertas para siempre. Además, el complejo arquitectónico de la administración de los mataderos y la estatua al Resero, que son monumento histórico nacional, están muy deteriorados por el abandono de quienes deben ocuparse de su mantenimiento y por el desinterés de los responsables políticos que nada hacen para ponerlos en valor”.

Por su parte, el juntista local Juan José Chaves -hijo de un trabajador del Mercado- señala en tono nostálgico que “hasta no hace mucho era habitual ver a los trabajadores llegar a caballo, cruzarse con camionetas llenas de fardos de pasto y ver la fila de camiones de hacienda esperando el ingreso a los muelles. Esos olores tan característicos junto al mugir de las vacas mezclado con los gritos de lo reseros arriando animales en las noches frías y silenciosas de un barrio que creció a su alrededor, ya es parte del pasado”.

El arquitecto Fabio Oliva fue uno de los directores de la unidad ejecutora de la AABE que intentó concretar un proyecto comunitario conjunto. “Para bien no cambió nada -asegura-. Es más, se empeoró ampliando la contaminación por el depósito de vehículos y por no haberle dado continuidad al proceso participativo que llevó adelante la AABE en 2023”.

No obstante, el presidente de la Junta Comunal 9, Maximiliano Mosquera Fantoni, ofrece una mirada optimista. “Ya no existe más el trastorno que causaba el ingreso de animales vivos a Mataderos para llegar al Mercado, junto a la suciedad y el olor que generaban. Si entiendo que para quienes trabajaban en el Mercado y para el comercio que rodea el predio, la salida del Mercado causó una merma en su actividad. Pero para todo el resto de los vecinos el cambio fue positivo”, remarca.

El abandono del predio por parte de las autoridades nacionales resulta evidente. “El estado actual de los edificios no es bueno y debería mejorarse. De hecho, existe un plan del Gobierno de la Ciudad para poner en valor integralmente las fachadas de los tres edificios emblemáticos que, aparentemente, estaría próximo a concretarse”, anuncia Falco, y Mosquera Fantoni lo corrobora: “estamos haciendo una obra de puesta en valor de la avenida de los Corrales y el entorno del monumento al resero, pero para recuperar toda la fachada de la recova tuvimos que esperar muchos meses la autorización de Nación que finalmente llegó hace unos días, porque al ser de jurisdicción nacional no podíamos tocar nada sin autorización. Recién ahora estamos empezando con esa obra”.

Pero eso no es todo. “El predio ha sido vandalizado -remarca Cañas- se ha extraído de las casas consignatarias y oficinas todo lo que encontraron los mismos responsables de cuidar el espacio. El desinterés político termina produciendo este deterioro y eso nos lastima a quienes luchamos por el patrimonio”.

Chaves corrobora los dichos de Cañas y explica que “el uso actual del predio está a cargo del Ministerio de Seguridad porteño, que lo transformó en el cementerio de autos más grande de la Ciudad. La compactación de estos vehículos y la contaminación de las tierras se suma al foco de dengue que nuestros vecinos sufren año a año. Miles de autos abandonados junto a sitios de patrimonio histórico, como las casillas de consignatarias de más de 120 años o la sede del Banco Nación que no se encuentra protegida, muestran el desinterés de un Gobierno Nacional totalmente ajeno a los intereses de la gente”.

No obstante, Mosquera Fantoni valora el trabajo que hacen desde hace un tiempo la PROCOM y el Ministerio de Seguridad porteño, porque “evitaron un gran temor que teníamos que era el de la intrusión del predio. Más allá de que sea de Nación, el convenio que se hizo con Ciudad logró darle seguridad al terreno”.

Futuro incierto

De la experiencia de planificación y gestión promovida por el AABE en 2023 -en la que hubo una importante participación de actores del barrio, organizaciones, universidades y áreas de gobierno- surgió un documento que sintetiza el trabajo realizado. Allí se hizo un relevamiento exhaustivo del patrimonio que guarda el predio: los 160 edificios, que incluyen desde una sede del Banco Nación hasta las casas de consignatarios y los distintos elementos que permitían las tareas diarias (atracaderos, balanzas, corrales, caballerizas, bebederos, etc.), pasando por un importante patrimonio natural con un bosque y senderos de talas que configuran una reserva natural en relación con el paso del arroyo Cildáñez en el centro del terreno.

Para avanzar en una propuesta integral se trabajó en tres ejes: dimensión memoria, identidad y gestión; dimensión productiva, cultural y educativa; dimensión urbano-ambiental y regional. Con los resultados se estableció un programa detallado de usos del predio, respetando la Ley 6245 sancionada en 2019, que determina los distintos usos de suelo, intentando dar respuesta a las necesidades del barrio. Entre esas propuestas preliminares surgieron espacios de valoración histórica (vínculo ecuestre, pista de sortija, equinoterapia, etc.); tejido mixto combinando viviendas y servicios con una escala en altura acorde al barrio; espacios educativos como una sede universitaria; ámbitos productivo-culturales (centro cultural, escuela de formación en oficios, etc); y soporte verde (área verde histórica, vínculo con el biocorredor Cildáñez).

“La AABE creó esa unidad ejecutora para planificar el desarrollo del área al servicio de la comunidad y elaborar a través de un proceso participativo el plan de uso de los terrenos, contemplando las necesidades presentes y futuras de la población. En ese proceso participaron la Escribanía General de la Nación, la Comisión Nacional de Monumentos, la Defensoría del Pueblo, vecinos, comerciantes, arquitectos, paisajistas, historiadores, áreas gubernamentales, clubes y organizaciones del barrio. El resultado fue muy rico no sólo con el señalamiento de más de veinte sitios que deberían tener una protección patrimonial, sino también en la protección del bosque interno del predio. Sin embargo, todo ese trabajo hoy cayó en saco roto”, se lamenta Chaves.

Falco, por su parte, sostiene que “deberíamos pedir el cumplimiento de lo oportunamente aprobado por la Legislatura de la Ciudad, un proyecto en que tuve la ocasión de participar y de asesorar, que convertía a los terrenos del ex Mercado de Hacienda en un parque sumamente atractivo, con actividades recreativas y culturales enfocado a resaltar la cultura criolla de la que Mataderos resulta inseparable”.

En línea con Falco, Chaves recuerda que “venimos trabajando desde 2018, cuando se trató la ley de zonificación de los terrenos en la Legislatura, y logramos incorporar en la Ley una sede de la UBA, la continuación del polo educativo, la construcción de viviendas y la creación de un polo turístico y gastronómico tradicionalista, donde las destrezas criollas y las artesanías sean la atracción principal”. Y el propio Mosquera Fantoni lo refrenda, al afirmar que “existe una normativa basada en esa ley de la Legislatura en la que se definieron los usos para el predio. Ese era un muy buen proyecto, porque incluía algunas viviendas en edificios de baja altura, destinadas originalmente a vecinos de la zona, un complejo gastronómico de la carne con un predio ferial, proyectos de educación y otras muy buenas ideas. Era un proyecto superador para el barrio porque le iba a dar una vida que hoy no tiene, convirtiéndolo en un polo turístico, con un gran impulso para la Feria de Mataderos”.

Recordar el ayer para imaginar el mañana

Mientras tanto, el predio en el que se desarrolló la actividad que le diera origen, identidad y nombre al barrio hoy es apenas una cáscara vacía. Falco define al predio del mercado como una señal de identidad, al recordar que “la tarea desarrollada en el entonces denominado Juzgado de Corrales, antecedente del Mercado de Hacienda, realizada siempre de a caballo y por gente orgullosa de su estirpe criolla, hizo de Mataderos un enclave permanente del campo en la ciudad, característica que algunos intentamos mantener”. Destaca además que “si bien en la ciudad existieron varios mataderos que se fueron trasladando en virtud del crecimiento poblacional y por ende urbano, no hay rastro ni resabio alguno de ellos en los sitios en los que funcionaron. Sin embargo, aquí quedan edificaciones, balanzas, restos de corrales, bebederos y pasarelas que permitirían una fácil recreación de la actividad desarrollada y conservar la impronta criolla que la gente de la zona quiere seguir manteniendo”.

Si bien las emblemáticas recovas que enmarcan la estatua de El Resero fueron declaradas Monumento Histórico Nacional en 1977 y por lo tanto son intocables, existen en el interior del predio diversas construcciones a las que les sobran méritos patrimoniales, históricos y tradicionales que carecen de esa protección.

En ese sentido, Cañas propone conformar un espacio para “recordar la actividad que dio nombre a nuestro barrio, o sea la ganadería, la carne y sus derivados, a través de un museo temático en la casa que fuera sede de la Junta Nacional de Carne en 1920, que está en el interior del predio, aunque desconozco en qué condiciones ha quedado después de más de tres años de desidia”. También apunta a preservar la antigua sede del Banco Nación, que data de 1912, para que sea usada por las escuelas como espacio cultural y educativo. “Para las demás tierras propondría sedes universitarias, un polo gastronómico, y espacio para recibir a los turistas interesados en nuestras tradiciones argentinas, con la inclusión de la Feria de Mataderos, cancha de pato y carreras de sortija”.

Claro que todas esas propuestas no son más que una expresión de deseo. “El Gobierno Nacional muestra un desinterés preocupante sobre el futuro del predio. En estos dos años de gestión sólo ratificó la sesión por uso temporario y precario a la Ciudad, sin ningún proyecto a futuro. Vieron como una solución a los fantasmas de la usurpación un mal menor, que es darle el uso actual de cementerio de autos”, remarca Chaves. Mientras que Mosquera Fantoni asegura que “hay gestiones permanentes para lograr que los terrenos sean cedidos nuevamente a la Ciudad, pero hasta donde sé no ha habido ningún avance aún. Ese es un deseo nuestro para poder arrancar con los proyectos tendientes a desarrollarlo”. El presidente de la Junta Comuna 9 descarta de plano las versiones que hablan de un eventual desembarco de IRSA o alguna otra empresa similar para vincular los terrenos a desarrolladores inmobiliarios. “No tengo ninguna versión en ese sentido, y en lo personal dudo que se esté buscando algún tipo de desarrollo inmobiliario para el predio, porque ni Ciudad ni Nación están pensando en un proyecto de ese tipo. Ciudad, de hecho, tiene una normativa que indica que sólo un sector puede ser destinado a edificios bajos”.

Lejos de las vacas y los consignatarios que durante más de un siglo recrearon su esencia, el barrio de Mataderos intenta proyectar su futuro sin olvidar su pasado, mientras los funcionarios de turno se empecinan en desoír a la comunidad local para seguir mirando para otro lado.

Ricardo Daniel Nicolini