
Mantener el bienestar físico, mental y espiritual es la acción más amorosa que podemos realizar hacia nosotros mismos. Concientizar, descifrar y pausar nuestros hábitos, en una sincera observación, nos permite asumir la responsabilidad más importante que es custodiar el cuerpo que habitamos, para que el tiempo que estemos en este plano sea en salud y armonía.
Para preservar la vida es fundamental sostener esa sincronización con la naturaleza ya que ella permite la conexión en lo sutil que guía la mente y el espíritu. Cada día son más las personas que de forma individual, o en familia, suman en sus actividades físicas, paseos en la naturaleza o entrenan semanalmente en horarios donde el sol se asoma con su primeros rayos.
Estimular la biología humana
El equilibrio en los sistemas biológicos se sustentan químicamente con las vitaminas y minerales, por esa razón, en esta oportunidad, hablaremos de algunos de esos alimentos naturales y saludables que de forma preventiva nos protege y revitaliza todo en nuestro diario vivir.
Las vitaminas A, C y E son indispensables para fortalecer el cuerpo, son antioxidantes por excelencia, mantienen la síntesis del colágeno y la absorción del hierro. Neutraliza a los radicales libres, la mayor fuente de Vitamina E la encontramos en las hojas verdes, palta, almendras, aceite de oliva sin cocer, granos enteros, germen de trigo, huevos. También en las frutas como la papaya, frutilla, kiwi, mandarina, limón, naranja, pomelo entre otros.
Vitaminas B (B1, B2, B5, B7 y B12), intensifican las defensas en el organismo y la encontramos en cereales y pseudocereales como la quinoa, el trigo sarraceno, legumbres, levadura de cerveza, paltas, manzanas, bananas, ciruelas, arándanos, algas marinas…
Vitamina D y calcio tienen mayor concentración en la yema de los huevos, manteca, queso, yogurt, palta, naranja, almendras, pistachos entre otros alimentos.
Los frutos secos aportan zinc que ayudan a combatir virus y bacterias. almendra, avellana, castaña de cajú, girasol, nuez común, nuez pecan, pistacho, sésamo y semilla de zapallo. Recomendamos realizar los procesos de activación o germinado, ya que de esa manera logramos incorporar más energía vital del fruto.
Activación de los frutos es de 12 horas en el agua como mínimo, en un recipiente de vidrio (ideal) al cumplir con ese tiempo enjuagar varias veces para sacar los anti-nutrientes. En una asadera con papel manteca (opcional) colocar el fruto para secar al sol, o en el horno en la temperatura mínima, hasta sentir que se absorbió toda el agua. Quedan así listos para sumarlos a las ensaladas o colaciones.
Los alimentos fermentados, como el yogurt y el kefir, ayudan a la flora bacteriana aportando beneficios a todo el organismo.
El jengibre tiene propiedades medicinales, ayuda al sistema digestivo y circulatorio, enfrenta los síntomas de gripe, resfríos o alergias, es rico en potasio y vitamina C que tienen propiedades expectorantes y antiinflamatorias.
Complementando a las vitaminas y los minerales podemos sumar las diferentes infusiones calientes o a temperatura ambiente, que ayudan a enfrentar los cambios de estación primaveral.
Les comparto las infusiones de mi abuela que me ayudan en esos días de alergias o congestión nasal:
Romero (colocar en una taza 1 ramita de 3 a 5 cm)
Tomillo (ramita de 3 cm)
Salvia (introducir 5 hojas en una taza)
Borraja (usar 3 hojas picarlas y agregarla en la taza)
Eucaliptus (introducir unas hojas y hacer hervir en un litro de agua).
Siempre hervir el agua.
Todos sabemos que los alimentos procesados y los ultra procesados no tienen los beneficios naturales del alimento y lo preocupante es que al ingerirlo regularmente estamos provocando hábitos que alteran nuestros sistemas biológicos y que seguramente traerán desequilibrios orgánicos.
Reflexionar sobre el cuidado de nuestro cuerpo, explorar la relación que tenemos con la comida, porque lo que se elija hará la diferencia.
¡Hasta la próxima!
Imagen: Shkraba Anthony (de Pexels)