La Lic. Graciela Surace aborda el complejo mundo de las adicciones, explica la dinámica de la conducta adictiva y los esquemas generales de tratamiento.
La adicción se trata de la dependencia a una sustancia, una actividad o una relación.
No hay sólo una, puede tratarse de toxicomanía, tabaquismo, alcoholismo, ludopatía, adicción al trabajo, al sexo, a las cirugías, a las compras, a la cibernética, etc y es un modo o manera de vincularse al objeto. Existe una prometida “felicidad”, como fenómeno de la época, que se pretende alcanzar con el consumo.
Se detectan tempranamente patrones compulsivos de comportamiento, estos no siempre se dirigen al consumo de sustancias sino más bien a la pérdida de control sobre actividades sociales, juego, compras y ejercicio físico. Todo parecería ser un hecho más en la vida de quien lo practica, solo que la intensidad, la permanencia y la dependencia, hacen que al intentar dosificarlo, aparezcan síntomas de abstinencia, tales como ansiedad, nerviosismo e irritabilidad.
Parece ser que el consumo desenfrenado de objetos o sustancias, es el remedio que intenta calmar angustias e insatisfacciones. Estilo adictivo generalizado que constituye un síntoma social; el sujeto contemporáneo está caracterizado por la lógica del consumo. Vemos en la publicidad una mamá que deja a su beba y su marido mientras no puede manejar su ansiedad por comprar, leemos la cirugía número tanto que se realiza algún famoso y con la que cree conservar la juventud, los amigos fieles leales y compinches están ligados a imágenes de consumo de alcohol. El hedonismo ligado al consumo y la falsa promesa de satisfacción inmediata, que dura muy poco y requiere nuevamente consumir. En el consumo de sustancias, práctica que se instala cada vez más tempranamente, existen señales que pueden detectarse para una intervención a tiempo; el aislamiento, los cambios de humor, alteraciones en el sueño, disminución del rendimiento en general, ocultamientos, cambios de amistades, falta de proyectos o intereses, son algunas de ellas.
En la adolescencia es común experimentar con alcohol y drogas, el sentimiento adolescente de sentirse indestructibles se los permite. Lamentablemente para muchos no solo será una experimentación sino además una dependencia a futuro.
La familia o afectos cercanos pueden ejercer la protección necesaria si se perciben estos indicadores, en principio no negándolos, informándose, haciendo la consulta correspondiente, proporcionando límites y reglas claras dentro y fuera del ámbito familiar, promoviendo el uso adecuado del ocio. El consumo repetido, caracterizado por la compulsión a seguir consumiendo, a aumentar la dosis, y la dependencia psíquica y física, constituyen una adicción, y esto causa severos perjuicios en el individuo y su entorno.
Las adicciones son una enfermedad que altera el estado anímico, la conducta, que compromete el psiquismo, el cuerpo y el desarrollo personal y social. Trae aparejados cambios significativos respecto de los vínculos, las relaciones familiares y el mundo íntimo y social de quien la padece.
Graciela Surace – Psicóloga
30 años de experiencia en malestar anímico, falta de intereses, trastorno de ansiedad, depresión.
4503-2527 / WhatsApp 15-6008-1961 / Consultorios Devoto
La entrada Conductas adictivas, una forma de esclavitud se publicó primero en Devoto Magazine.