En una ciudad más o menos autónoma que tiene algo de pasto plantado y cárceles de exteriores para monumentos y para personas, la conmoción es inevitable.
Por Dan Trugman*
Las políticas de ajustes extremos, vaciamientos de sistemas públicos y quita de prestaciones a la población más vulnerable produce la respuesta más lógica, levantamientos.
La presidencia de la Nación, esa misma que desde 2023 diezma derechos de habitantes argentinos gobernando mediante decretos y tweets, apenas resulta ser la fachada de una agenda corporativa del hemisferio norte.
Y frente a la protesta popular, naturalmente, se militariza reprimiendo al disidente, e incluso, al corresponsal que solo quiera reportar tal exceso.
Jubilados precarizados “ponen el cuerpo” en marchas y concentraciones alrededor del Congreso Nacional, de modo que los congresistas les representen apropiadamente. En aquel núcleo social se depara a todos los sectores un ejemplo de lucha a seguir y también otra sorpresa:
El empleo del arte como herramienta de transformación comunitaria.
Nada menos que un pensionado de origen norteamericano asiste a la causa presentando en las plazas sus pinturas de la injusticia.
Brian Carlson hoy vive en Buenos Aires y entraña los antecedentes de trabajo más destacados de un artista pictórico.
Ha expuesto sus cuadros en ciudades de USA, y más recientemente en algunas de la Argentina.
¿Qué particularidad ostenta? Que Brian solo pinta aquellas escenas que retraten los abusos del poder, de cualquier poder internacional, como el que arrasa a la ciudadanía palestina.
Carlson, oriundo de Chicago pero desposado en terceras nupcias con una argentina, asume el desafío de un rol social para el arte. Reserva cada recreación plástica a plasmar consecuencias de genocidios, represiones varias y dictaduras.
En cuanto este aspecto, decidió registrar el sitio web que dé cuenta de los Desaparecidos del llamado Proceso de Reorganización Nacional. Se denomina www.losaparecidos.com y es un muestrario, a pincelada pura, de todo individuo reportado desaparecido, utilizando la foto correspondiente a título de guía de composición.
Ese sitio de Internet despliega no menos de 3000 obras con las caras de aquellos a quienes el terrorismo de Estado arrebatara sus vidas.
La tarea no ha sido sencilla, en especial porque existe una ola de negacionismo propalada desde la propia esfera gubernamental. Parte de su producción fue vandalizada o directamente robada.
Brian Carlson visitó el Centro Haroldo Conti, espacio de memoria, otrora ESMA, durante los 2000.
En dicha circunstancia y subyugado por el dolor y el horror de las aberraciones perpetradas, se juró a sí mismo ser un activista artístico de los Derechos Humanos.
Su emprendimiento le convierte por sí solo en un argentino honorario.
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