El comerciante y docente de Mataderos, Ariel Elger, se presenta como candidato a senador por el partido de la hoz y el martillo.

Ariel Elger se define como “un maestro de primaria y profesor de ajedrez”, que a sus 40 años disfruta de su paternidad. Como docente ejerció cinco años en la Escuela Técnica 37, de Pergamino y Alberdi, en Parque Avellaneda, hasta que en 2011 su partido lo designó como asesor del entonces legislador porteño Edgardo Form. Tras desempeñarse cuatro años en la Legislatura hoy se ocupa de administrar junto a Jorge, su padre -el presidente del Centro de Comerciantes de la avenida Alberdi y adyacencias- el negocio familiar de las canchas de fútbol de Araujo y Directorio.

Dice que el vínculo con el comunismo lo heredó de sus abuelos. “Ellos militaban en el partido. Además, tengo un tío abuelo que combatió como republicano en la Guerra Civil Española”. Con esos antecedentes, su militancia se inició cuando estudiaba en el Carlos Pellegrini. Poco después, en su formación como docente, creó el Centro de Estudiantes del profesorado, en el Normal I, de Córdoba y Ayacucho. No obstante, a los 16, mientras cursaba el secundario, comenzó a trabajar como profesor de ajedrez. Luego, al ejercer como docente de primaria comenzó a militar en el sindicato de Ademys. En el 2010 fue parte de la lista de la CTA de los Trabajadores e integró la comisión directiva junto a Hugo Yasky. Posteriormente desarrolló diversas tareas en la Federación Juvenil Comunista, hasta llegar a ser, entre 2017 y 2020, el secretario general de la juventud, y ya a comienzos de 2022 asumió la dirección del Partido en la Ciudad de Buenos Aires.

Hoy, de cara a las elecciones del 26 de octubre próximo, Ariel Elger encabeza la lista de senadores por el Partido Comunista.

– Ser comunista en pleno apogeo del capitalismo suena bastante utópico ¿Presentarse con lista propia sería algo así como una quijotada?

– Puede que el nuestro pueda parecer un proyecto utópico, pero no tengo dudas de que se puede cristalizar para intentar paliar una realidad que perjudica a tanta gente que hoy no tiene respuesta a sus problemas. Y probablemente haya que ser Quijotes para cambiar esto, porque si seguimos por este camino vamos derecho a la destrucción del medioambiente, al sálvese quien pueda, a un individualismo a ultranza. Pensar que hace unos años decíamos que cuando terminara la pandemia seríamos más solidarios y empáticos. Pero hoy vemos que el capital se concentró más, y el 1% de los habitantes del mundo tiene la misma riqueza que el 99% restante, que seis personas de carne y hueso tienen la misma riqueza que la mitad de la población. Y ese no es un mundo que pueda llevar a la humanidad a un bienestar y a un desarrollo integral del ser humano.

– Sin embargo, desde el gobierno los tildan de “zurdos de mierda”…

– Sí, es cierto (risas), pero no pueden explicar el desastre económico, cultural y social al que están llevando al país. No obstante, hoy la izquierda, ya sea el socialismo o el comunismo, tiene plena vigencia porque Milei, con la idea del ultraliberalismo o el anarcocapitalismo, y del capitalismo como el mejor sistema posible, genera que todos los días se muera gente que podría recibir medicamentos y no los recibe, que crezca el número de personas en situación de calle, que la juventud deba regresar a la casa de sus padres porque no puede alquilar ni mucho menos comprar, y que los adultos mayores tengan que salir a mendigar para comer porque la jubilación no les alcanza. Entonces, frente a las medidas que nos propone el gobierno, nosotros proponemos otro paradigma social, basado en un principio filosófico humanista. Evidentemente eso les da miedo, y necesitan polemizar e insultar al que piensa distinto.

– ¿Y ese otro paradigma es técnicamente posible?

– Si dudas. Y hay modelos. Nosotros creemos que China está llevando adelante un proceso de dignificación de su pueblo. Ha sacado a 800 millones de personas de la pobreza extrema en los últimos treinta años y hoy es una de las principales potencias mundiales en materia científica. No obstante, Argentina debería construir su propio camino, por eso nosotros hablamos de un socialismo argentino, que respete nuestra cultura y nuestra identidad.

En estas elecciones de octubre el Partido comunista volverá a tener boleta propia. “No es lo que hubiésemos querido -reconoce Elger- ya que por principios entendemos que lo mejor es el frentismo, con un centro coordinador de luchas que aglutine a los diferentes actores que están siendo agredidos por este proyecto de Milei. Pero aún no logramos ponernos de acuerdo en un programa, ni en la construcción de un frentismo en el que no haya vanguardias autoproclamadas, o sectores que quieran hegemonizar al resto sin una construcción colectiva”. Admite que han sido parte y han llamado a votar por Unión por la Patria, con Alberto Fernández, “pero el hecho de haber traicionado un programa de gobierno y carecer de autocrítica, fue lo que le abrió la puerta a un proyecto como el de Milei”, asegura. Sin embargo, no descarta un nuevo vínculo con el peronismo. “La idea es que ese frente sea plural, democrático y participativo -explica-. Por eso no pensamos solamente en la izquierda, porque intentar poner en marcha un proceso de cambio en nuestro país sin incluir al peronismo es desconocer la realidad argentina. Y ese es el frente que no hemos podido construir hasta ahora”.

– Hagamos un punteo de temas ¿Qué hay que hacer con la deuda con el FMI?

– Para nosotros ese es un eje central. En 2019 se dijo que no se iba a legitimar una deuda ilegítima, fraudulenta e inmoral, y a los pocos meses se la legitimó. Una deuda que rompió los acuerdos de la propia carta orgánica del FMI, en la que está demostrado que la plata que vino se fugó a los pocos meses. Lo que hubo fue una megaestafa para el pueblo argentino. Algo muy similar a lo que está ocurriendo ahora con Milei ¿A dónde están los últimos 20 mil millones de dólares que le prestó el FMI? Por eso, para cualquier desarrollo nacional, hay que romper esos acuerdos, hay que investigar la deuda, y la tienen que pagar los que se beneficiaron con ese dinero, porque las deudas se pagan, pero las estafas no.

– ¿La reforma agraria sigue estando en la plataforma del comunismo?

– Claro, por eso una de nuestras propuestas es el impuesto a las grandes fortunas. Fortunas que, muchas veces, se han generado a partir de estafas al Estado o de apropiación de terrenos públicos. Los grandes oligarcas de la Argentina vienen desde la época de Roca, por lo tanto, la reforma agraria no debería tener una mirada negativa. Después la cuestión será darle la tierra a quien la trabaje. Lo mismo ocurre con los minerales, si los vamos a usar para el desarrollo nacional o si serán destinados al extractivismo para que se los lleven las grandes corporaciones internacionales; o si el petróleo y el gas de Vaca Muerta se va a usar para la industrialización nacional o lo vamos a exportar como materia prima para esos grandes grupos concentrados. La Argentina es rica, el problema es que esa riqueza se la están llevando los grupos transnacionales. Nosotros queremos que esa riqueza se quede en nuestro pueblo para desarrollar a nuestra sociedad.

– ¿Por qué la gente, aunque pueda coincidir con ustedes en varios aspectos, se asusta cuando escucha la palabra “comunismo”?

– Creo que es parte de la batalla cultural que hemos perdido. Pareciera que el comunismo es lo malo, lo oscuro. Como si los comunistas fuésemos asesinos o ladrones de bebés. Pero si uno lee los principios del comunismo, ya desde el Manifiesto Comunista, se va a dar cuenta que lo que nos mueve es la humanidad, el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo. Pero el macartismo, que está tan arraigado culturalmente a nuestro pueblo, se ha desarrollado tanto por los sectores fascistas de derecha como por el progresismo. Porque muchas veces el progresismo, que tiene negocios con determinados grupos de poder, suele decir que a su izquierda no hay nada para no avanzar en transformaciones necesarias para el pueblo. Lo que no avanza se estanca y lo que se estanca se pudre y retrocede. Vale observar los números para darse cuenta de que desde 2012 nuestro pueblo viene perdiendo poder adquisitivo.

Para Elger, la estatización de Vicentín hubiese sido clave para evitar esa debacle. “Si se hubiese estatizado -sostiene- no sólo se hubiese hecho justicia porque la empresa tenía una deuda millonaria e ilegítima con el Banco Nación, sino que hoy tendríamos una empresa estatal agroexportadora involucrada en el comercio exterior para lograr un ingreso genuino de dólares. Vicentín era una de las principales empresas productoras de alimentos, lo que hubiese permitido fijar precios para nuestro país, para que el pueblo acceda a alimentos de buena calidad y a bajo precio”.

– Una de sus propuestas se basa en reformular la actual Constitución ¿Es así?

– Es necesario construir una nueva constitución emancipadora para lograr una nueva estatalidad. No alcanza con la reforma del pacto de Olivos del 94’. Nuestra propuesta se apoya en tres patas: la participación y el involucramiento de los sectores populares, un programa económico de desarrollo y una nueva Constitución que le de un nuevo andamiaje legal a nuestro país.

– ¿Una nueva Constitución? ¿Arrancar de cero?

– Sí, una nueva Constitución. No de cero porque la Argentina tiene doscientos años de historia, pero necesitamos poner a la Argentina en el siglo XXI y para eso hace falta una nueva Constitución. Si uno se fija en Latinoamérica, los países que más avanzaron en procesos de transformación social y mejoramiento de la calidad de vida y la calidad democrática son aquellos que dictaron nuevas constituciones. No hay nada de malo en poder discutir una nueva constitución, pero no debe ser de partidos o de pequeños grupos, sino que debe emerger de abajo hacia arriba. Es decir, del conjunto de nuestro pueblo.

– ¿Qué aspiración tienen para las elecciones del 26 de octubre?

– Creemos que esta contienda de medio término no va a modificar en gran medida la realidad social nacional. Lamentablemente, con el bajo porcentaje de votantes, hay un conjunto de nuestra sociedad que no está siendo interpelada. Porque la crisis social, cultural y económica, también es una crisis de representación. Por eso nosotros en esta elección pretendemos instalar que el Partido Comunista sigue vigente, que tiene propuestas y un programa de cara al pueblo. Estamos convencidos que tenemos que generar un polo de articulación de las fuerzas progresistas, si realmente queremos construir un cambio profundo en nuestra patria.

Ricardo Daniel Nicolini