El escenario político de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires vuelve a agitarse tras las recientes elecciones y el posicionamiento público de la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio. Luego de días de silencio y especulaciones, Muzzio decidió tomar postura con un contundente mensaje en sus redes sociales en el que cuestiona abiertamente a los referentes internos del PRO que se opusieron a la alianza sellada con La Libertad Avanza (LLA).​

En una publicación donde analizó el resultado de la elección del domingo, la funcionaria interpretó el triunfo libertario como la expresión de un “rechazo al pasado político” y no dudó en señalar que, dentro del PRO, ese pasado estaba representado por quienes rechazaron el acuerdo y se negaron a apoyar a los propios candidatos del espacio. La frase encendió la discusión en el seno del partido, especialmente entre los sectores más “puros”, reavivando tensiones subterráneas que se habían profundizado durante la campaña.​

Entre los “ironizados” por la vicejefa se encuentra la exgobernadora María Eugenia Vidal, quien había advertido sobre los riesgos de sellar acuerdos sólo por la búsqueda de espacios electorales y enfatizó: “No vale todo por un cargo”. Sin embargo, Muzzio fue más allá en su crítica y lanzó preguntas desafiantes: “¿Nos hubiesen votado si íbamos solos? ¿Cuántos lo hubieran hecho? ¿Por qué?”. Cerró el mensaje con una sentencia que resonó en la dirigencia: “Tengo una sola certeza: el domingo algo viejo terminó y algo distinto ya empezó”.​

La intervención de Muzzio fue leída como una clara decisión de diferenciarse y marcar territorio ante los liderazgos históricos, alineándose con quienes ven en la alianza con los libertarios una oportunidad de renovación política. Su postura no solo tensó la cuerda con figuras como Vidal, sino también con sectores que plantean la necesidad de que el PRO recupere identidad y peso propio, apostando a un proyecto autónomo y competitivo de cara a 2027.​

La controvertida defensa de Muzzio —apoyada en la lectura del clima electoral y la construcción de una narrativa de “fin de ciclo”— vuelve a poner sobre la mesa los dilemas que atraviesan al PRO: ¿fusionarse con el nuevo oficialismo o reinventarse como alternativa sólida? Por ahora, lo indiscutible es que el debate está más abierto que nunca y la interna amarilla promete nuevos capítulos en el corto plazo.

DT